Factores cerebrales de una enfermedad escondida
Tal vez nunca hayas oído hablar de la fibromialgia. Sin embargo, seguro que cerca de ti hay alguien que sufre esta enfermedad. De hecho, según las estadísticas existen más de un millón de afectados en España. Y es que la fibromialgia es un mal con escasos signos exteriores, pero capaz de cambiar radicalmente la vida de quien lo sufre.
¿Dónde dejé yo ayer el coche? Este es el tipo de preguntas frecuente en pacientes con fibromialgia, un síndrome cuya causa no se conoce y que aparece sobre todo en mujeres. Y es que sufrir fibromialgia es mucho más que sentir un dolor crónico generalizado, su característica principal. Encontrarse extremadamente cansado, tener insomnio y presentar síntomas de ansiedad y depresión forma parte de este complejo cuadro clínico. Uno puede imaginar que afrontar un nuevo día es todo un reto para aquellos que la padecen.
Sin embargo, no todo queda ahí. Los pacientes suelen quejarse de olvidar dónde han puesto las gafas, de no poder concentrarse al leer o de notar que sus palabras no salen con facilidad. Sus mentes no funcionan como antes y eso afecta a su calidad de vida, impidiéndoles trabajar o disfrutar de su tiempo libre.
Según diferentes expertos de la Universidad de Michigan, en la fibromialgia aparece lo que se ha llamado ‘discognición'. Son claros los problemas en la memoria de trabajo, una capacidad por la que mantenemos y manipulamos simultáneamente distintas informaciones en la mente, como al hacer un cálculo mental. También tienen dificultades en la memoria episódica, que nos permite recordar dónde guardamos las llaves o con quién salimos el fin de semana pasado. En ambos casos, la alteración aparece porque hay distintas informaciones que compiten por la atención disponible y donde hay que evitar distracciones. Otra de las quejas más frecuentes es la dificultad para encontrar palabras cuando conversan con otras personas. En este sentido, parece que son más lentos al acceder a la información de la memoria semántica. Recientemente se ha descrito que estos pacientes, además, tienen dificultades para tomar decisiones, un aspecto central de las llamadas funciones ejecutivas.
La ciencia ha demostrado que a nivel cerebral, en pacientes que sufren fibromialgia, existe una reducción en el volumen de la sustancia gris de la corteza prefrontal correlaciona con un peor rendimiento en test de memoria de trabajo. Un estudio con resonancia magnética funcional ha descrito que las zonas cerebrales que forman la red de atención e inhibición de distractores se activan menos en estos pacientes.
Pero, ¿qué hacer con esos olvidos y despistes cotidianos? Es sorprendente que, a pesar de los resultados científicos, apenas existan intervenciones destinadas a poner remedio a este tipo de síntomas. Desde la Neuropsicología pueden desarrollarse programas de entrenamiento cognitivo dirigidos a reforzar esas capacidades afectadas. Uno no debe conformarse. Realizar ejercicios o juegos que estimulen la concentración, el aprendizaje, el cálculo y otros procesos mentales ha demostrado ser una buena forma de mantener activo el cerebro. Otras iniciativas de carácter innovador utilizan el tratamiento con neurofeedback, arrojando un halo de optimismo en el tratamiento de algunos de los síntomas de esta enfermedad.
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